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sábado, 13 de noviembre de 2010

LA POSIBILIDAD DE CAMBIAR

No hay nada más poderoso
que una idea a la que
ha llegado su momento.

Víctor Hugo (El estado sentimental).

Como ha señalado Jose Antonio Marina, nuestra relación con todo lo que nos rodea es siempre afectiva. Nuestros sentimientos no logran nunca permanecer siempre neutrales. Tenemos siempre un estado de ánimo, una disposición afectiva. Nos encontramos de modo permanente en una encrucijada de muchos caminos mentales, en un auténtico laberinto donde se entrecruzan ideas, sentimientos, deseos y acciones. Todo influye sobre todo, en una enredada red de causas en la que es fácil perderse, y hacen que tantas veces los problemas de los sentimientos parezcan círculos sin salida.

Los sentimientos nos acompañan siempre, atemperándonos o destemplándonos. Aparecen siempre en el origen de nuestro actuar, en forma de deseos, ilusiones, esperanzas o temores.Nos acompañan luego en nuestros actos, produciendo placer, disgusto, diversión o aburrimiento. Y surgen después de actuar, haciendo que nos invadan sentimientos de tristeza, satisfacción, ánimo, remordimiento o angustia. Son como un reducto de nosotros mismos que no simpre controlamos ni conocemos con claridad, pero que acompaña  todo nuestro vivir y nuestros actuar.

Cualquier situación vital va unida en todo momento a un estado sentimental, que es como el resultado global de nuestra percepción de cómo estamos. El estado sentimental es como un breve resumen de una situación compleja que producen muchos factores; como un balance que hacemos de modo continuo, pues en cada momento se aportan datos nuevos, partidas nuevas para esa contabilidad afectiva que contínuamente estamos consultando.

- Lo curioso es que esta contabilidad en muchas personas pasa de estar boyante a estar en la ruina, o viceversa, en muy poco tiempo. ¿No es sorprendente?

Sí lo es. Todos tenemos experiencias de cómo nuestros sentimientos pueden cambiar con gran rapidez. En unos minutos podemos pasar de la incertidumbre a la calma, o de la calma a la sorpresa, de la sorpresa a la furia, de la furia al arrepentimiento, o del arrepentimiento al afán de hacernos perdonar.

- Esa variabilidad depende mucho de las personas, me parece.

Hay personas que son por naturaleza más lábiles o sensibles.y sus estados sentimentales se alteran como un pequeño soplo. Otras, en cambio, no se conmueven ni con un vendaval.

Ademá, en el mundo afectivo, como en el de la salud, un pequeño dolor, aunque sea muy localizado, puede influir mucho en el conjunto del estado sentimental. Igual que, por ejemplo, un dolor de muelas no afecta sólo a las muelas, sino que hace a toda la persona encontarse molesta y dolorida, hay factores emocionales que parecen pequeños, y quizá los son, pero ntamos que nos afectan mucho. Por eso, educar esas reacciones afectivas es importante para poder llevar realmente las riendas de nuestra vida:

Podemos educar
libre e inteligentemente
nuestros sentimientos.

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